La palabra indulto está de moda. Si
vamos a un diccionario nos encontramos con que “Indultar” significa “perdonar a alguien una pena”. Sin embargo... ¿Qué me viene
a la mente cuando leo esta palabra?. Sinceramente, me recuerda a un juego de
niños en el cole:
“Pepito”, que hoy está revoltoso, hace una trastada y su profe como castigo, le envía a la “silla
aburrida” a reflexionar. Al paso de un tiempo prudencial de aburrimiento y “meditación”, al pequeño pepito se le otorga clemencia y vuelve al
juego.
Pero entonces, cuando somos mayores y se
suponen que ya nos han enseñado las reglas del juego… ¿Seguimos siendo “pepito”? si hacemos algo no conforme a
estas reglas y caemos en gracia al gobierno de turno ¿Nos indultan? y al final… ¿Podremos esgrimir un “fueron felices y comieron
perdices”?.
Y entonces, en ese preciso momento, caes
en la cuenta…
Quién no entiende las reglas del juego eres ¡Tú!
Pero…Volviendo al tema; “La
ilusión del indulto” hace referencia al estado de ánimo “según el cual el
condenado a muerte, en el instante antes de su ejecución, concibe la ilusión de
que le indultarán en el último segundo”.En el libro, “El hombre en busca de sentido” escrito por el psiquiatra Viktor Frankl, éste nos describe su experiencia como prisionero en Auschwitz y hace alusión a esa "Esperanza" que tenían cuando
llegaron al campo de concentración “También nosotros nos agarrábamos a los jirones de
esperanza y hasta el último momento creímos que no todo sería tan malo”
¿Quién no ha sentido esa ilusión de
que no va a suceder la fatalidad y que en el último momento el indulto será
posible?
Evidentemente, sin comparar el indulto como
prisionero en un campo de concentración con mi experiencia, puedo
recordar situaciones en las que he tenido esa ilusión; Pequeños instantes en el que crees que el desenlace llega con un final feliz.
Siempre recuerdo la esperanza que sentía minutos antes de entrar al aula de exámenes durante los años de carrera. Siempre tuve esa pequeña ilusión de que sucediera “algo” que cambiase el transcurso del mismo y que se suspendiese el examen. O cuando en mi último trabajo, cuando acababa el contrato me dijesen el "sigues con nosotros" en vez de "te quedan dos días" …Ese momento de película en el que tú, como protagonista, te precipitas desde un barranco y por azar o habilidad consigues agarrarte a una rama en el último segundo...Ese último segundo, ese, en el que me encuentro ahora.
Siempre recuerdo la esperanza que sentía minutos antes de entrar al aula de exámenes durante los años de carrera. Siempre tuve esa pequeña ilusión de que sucediera “algo” que cambiase el transcurso del mismo y que se suspendiese el examen. O cuando en mi último trabajo, cuando acababa el contrato me dijesen el "sigues con nosotros" en vez de "te quedan dos días" …Ese momento de película en el que tú, como protagonista, te precipitas desde un barranco y por azar o habilidad consigues agarrarte a una rama en el último segundo...Ese último segundo, ese, en el que me encuentro ahora.
Espero y deseo que ese último segundo cambie para bien todos los segundos que vienen. Animo!!!
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