martes, 19 de febrero de 2013

Cada uno cuenta la feria como le va en ella








Me encanta el refranero español.  El “más vale pájaro en mano que ciento volando”, el “mucho ruido y pocas nueces” o el de "en el país de los ciegos el tuerto es el rey” son pequeñas notas de sabiduría popular que por su carácter atemporal siempre son válidas para dar una  buena respuesta.


Hace unos días, ante tanto consejo que estoy recibiendo sobre Qué hacer con mi vida, buscaba una de esas buenas respuestas... y quién busca halla, y yo hallé:  "cada uno cuenta la feria, según le va en ella" que me venía al pelo. 

De entre las muchas aficiones del españolit@ de a pie , una muy representativa es la de opinar, hablar, comentar, aconsejar, juzgar,... sobre algo,  sólo con la experiencia que  haya tenido uno mismo (bueno o también con la experiencia ajena, que esa sí que es gratuita y objetiva). Sin embargo, por gracia o desgracia,  sobre una misma cuestión están las dos caras de la moneda, aunque algun@s  se empeñen en quedarse con  la “cara” que es la que le  ha sucedido a él y por ende te sucederá a ti si sigues al pie de la letra lo que te aconseja.

Y entre tanto consejo...pienso yo…Y la cruz, ¿nadie me va a hablar de la cruz?  Que sí, que no discuto yo eso de que "la experiencia es un grado", pero… 

¿Qué experiencia? 
¿La propia o la ajena? 
¿Pueden ser dos situaciones iguales? 
¿Pueden ser dos realidades comparables? 
¿Podríamos decir a un niño Africano que se compare con uno Sueco?
Ante la falta de respuesta, vuelvo al refranero… 

"A buen entendedor, pocas palabras bastan"

miércoles, 6 de febrero de 2013

Expectativa vs Realidad


¿Qué escribir en una primera entrada de un primer blog?

 ¿Qué expectativas tengo sobre él? 

¿Se entenderá lo que realmente quiero expresar? 


Al final todo son expectativas y realidades que muchas veces, ni por asomo, coinciden.

Tenemos expectativas sobre amigos, familia, pareja, vivienda, vacaciones, trabajos y un largo etcétera que comprendería el  enigmático estudio de qué es lo que esperan las personas. Esas expectativas a veces son aprendidas, contagiadas, infundadas… ¿Quién sabe? Tener expectativas es gratis ¿O no?  

Uno de los significados de la palabra “Expectativa” según el diccionario de la RAE (Real Academia Española) es la “esperanza de realizar o conseguir algo”  y para ello me pregunto: 


Para conseguir lo que esperamos...
¿Hace falta ponernos manos a la obra o viene por si sólo?

Pues he ahí la dificultad de la cuestión: La falta de control en nuestras entorno, la idealización de un futuro, la falta de constancia, las creencias irracionales como “Tan sólo basta con desearlo para que ocurra” o “Si lo ha conseguido menganito… Pues yo también”, el karma, la (mala o buena) suerte y mil variables más, pueden llevarnos a errar en nuestro objetivo y que la realidad nos dé una bofetada (o más de una).

Entonces...: ¿Tener expectativas es algo dañino? Si no hay  esperanza de conseguir algo que de verdad nos mueva ¿Qué nos queda?¿Tal vez la Resignación? Sólo dos soluciones plausibles me vienen a la mente o bien como dice el filósofo H. Stein “Tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas” o si no Aceptar las bofetadas de la realidad  y seguir adelante.